Lugares de fe

ESTADIO UNSA. Arequipa, 2015. Fotografía digital




Pararse frente a un arco y no encajar nada. Encontrar decenas de arcos que han saltado a las tribunas para retener la fe por la incertidumbre. Solo hay silencio en ese cuenco gigante que resonaría como un volcán si le abriesen sus puertas. Los estadios, como los templos que se inundan de fe, son lugares extraños cuando quedan vacíos, sin esa muchedumbre suplicante bajo el sol. Pero no solo están hechos para la gente sino para un comportamiento. Son los monumentos que acogen el derrame colectivo que decide sobre la vida y la muerte de sus oponentes; y en tanto están preparados para la crispación o la epopeya, contemplar su vacío es descomponer el rito a una escenografía.   

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