Nicolás

PAULA. Lima, 2003. Fotografía analógica

Revisando mis archivos encontré esta foto que tiene la fecha de mis inicios. Se trataba de una campaña de moda con una modelo argentina. Recuerdo que no me sentía preparado para enfrentar mi trabajo a la observación pública por la duda que aún tenía de mis conocimientos. Como mi aprendizaje provenía del cine, pensé que me podía apoyar en un equipo que aplicara técnicamente todas mis peticiones creativas. De esta forma, mi convocatoria quedó conformada por director de arte, maquilladora, productora, director de fotografía, operadores y Nicolás Eggerstedt, jefe de iluminación. Siempre vi en él a un hombre serio con ese ceño adusto y el bigote grueso, por eso me sorprendió que a pesar de lo poco que nos conocíamos hubiera acudido esa noche a ayudarme sin otro interés más. Apareció a mi costado preguntándome qué es lo que quería; esto, en el código cinematográfico, significaba que yo era el director. Tenerlo a mi lado, junto al director de fotografía Abel Irribarren, me dio mucha confianza. Sabía que jamás podría perder.

Aprendí mucho de ellos aquella noche en Pueblo Libre. También de la humildad de los operadores que quisieron colaborar conmigo aún cuando su trabajo es el más extenuante físicamente. Lo digo en general porque no era un proyecto pagado, para mí fue una aventura por plena admiración a Helmut Newton y sus nocturnos. Cuando uno no sabe hacer, solo sabe pedir. Por eso, gracias a todos ellos que significaron la solidaridad cuando me despedí del cine para empezar mi camino en la fotografía. Pero sobre todo a ti, Nico, que desde 2005 no dejaste mayor luz que tu experiencia, y ese milagro extraño del dar.