La maja desnuda [1]

LA TOALLA AZUL. Lima, 2013. Fotografía digital

Estaba sobre el sofá, languideciendo con los brazos cruzados detrás de la cabeza, haciendo un acto normal en esa ola de calor que dejaba todas las casas abiertas. Se levantó y movió un adorno magnético del refrigerador. Empujó la cortina del pasadizo y desapareció como envuelta dentro de un pañuelo. Sus tres gatos saltaron tras ella como niños malgeniados y se agazaparon. El chorro de la ducha le daba un fresco al ambiente y me animé a ir por un vaso de agua en la cocina. Al rato salió con la toalla enroscada al pelo y con la piel bajo el efecto de alguna curación. Los gatos volvieron a su lugar, donde no podían ser vistos otra vez.

Comentarios

Anónimo dijo…
todo hombre tambien?
Sandro Aguilar dijo…
El majo desnudo es una tarea aún por cumplir.

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