La pared

LA VENDEDORA DE NIEBLA. Lima, 2013. Fotografía digital

Ven, siéntate aquí. Pon esta pared sobre tu cara, lo importante es que no veas. No profundices..., solo respira. Sentirás que la pared tiene material poroso..., por ahí es que llegará el aire que inundará tu nariz y te expandirá. ¿Lo puedes sentir, corazón? Lo que te duele no es tu cuerpo, es solo una percepción de comodidad que hay que vencer. (Por favor, no pienses). Cuando te vengan pensamientos, déjalos pasar como si fuesen avioncitos de papel... No retengas nada. (Siempre me gustaron los juguetes de papel, representan nada con lo que te puedas quedar). Cierra los ojos..., podrás ver mejor..., podrás atravesar el agua del río para ver a los peces. La vida a veces se empoza de agua turbia pero fluye, ¿no?... Todo fluye. ¿Estás bien? Si ves que tu mente toca un fondo oscuro, sal de ahí, no es nada que esté contigo ahora... Este es tu momento, no antes, no después...: Este. (Adoro el éter, es el perfume de mi infancia... Leonora me lo echaba detrás de las orejas antes de ir donde los abuelos. ¿Sabes a qué huele? Al pelo de mis muñecas). Junta las manos contra tu abdomen y ubicarás tu centro de energía, tócalo... ¿Ves? Somos los árboles del mañana sobre los que volarán nuevos pájaros, sobre los que las aguas harán cosquillas a sus raíces... ¿Te duelen tus rodillas?... No importa, recuerda cómo empezó esto...

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