FILBo 2014

EL SOPLO DE SAL II. Bogotá, 2014. Fotografía digital

A esa hora de la tarde, ella tenía la piel helada pero una voluntad poderosa contra todos los vientos que eran lanzados desde las nubes. “¿Qué tengo que hacer?”, me preguntó, sacudiéndose las botas lo más lejos de sus pies. Estaba a treinta pisos de altura con la escritora colombiana Margarita Posada, en el helipuerto del Hotel Tequendama.  
El guardia encargado de nuestra sesión se mantenía adusto en las escaleras y lo persuadí de ser el actor que aporte otro relato a la aparición de Margarita en los cielos. Al final, bajamos por un café caliente y conversamos (me contó que, además de escribir, modeló para la revista Soho), mientras recuperaba su temperatura y la lluvia ya empezaba a cantar afuera. El escritor Carlos Yushimito apareció por el vestíbulo y se sentó con nosotros, recordándonos que unas horas antes había vencido su vértigo en el mismo lugar solo por un sentido heroico de la amistad. Sonreí mirándolos a los dos, ya sin culpa.

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